Después de cinco años de estudios
en la Academia General Militar de Zaragoza, superando un exigente plan de
estudios (año 2000), fui destinado a una Unidad Militar con el empleo de
Teniente para liderar a un grupo de hombres y mujeres, pensando, ilusamente,
que me iba a convertirme en su líder. Mis subordinados cumplían, más o menos,
las órdenes recibidas, pero ni el rendimiento era el esperado ni la
satisfacción del personal, incluido el mío, era óptimo.
El líder impuesto (formal) en
cualquier organización es visto con un estigma negativo por los subordinados,
siendo realistas muchos tienen algunas áreas de mejora, por consiguiente, para contrarrestarlo,
en primer lugar, ese "lider" debe de anhelar mejorar sus capacidades,
y en segundo lugar, es fundamental que reciba
una formación óptima. Partimos de la premisa que, una persona a base de esfuerzo
puede convertirse, o mejor dicho, orientarse hacia un tipo de liderazgo, por
este motivo, dependiendo de las aptitudes que posea, se alineara hacia un líder
autentico, de servicio, carismático o transformacional, en definitiva, que
influya sobre sus subordinados y que el clima de trabajo sea bueno, pues
encontrar un líder prototípico es imposible.
Este fue el motivo por el que
comencé mis estudios en Psicología en el año 2004, compaginándolos con mi
carrera militar. Cuanto más me formaba más comprendía la esencia del mando, que
importaba y que era irrelevante, cómo controlar las emociones y los egos, y
descifrar lo que está dentro de cada persona.
A lo largo de este blog, les voy
a relatar mi experiencia y reflexiones como Oficial en las Fuerzas Armadas,
esperando que le sirva como referencia en su labor como Jefe, no solo en el
Ejército sino también en la vida civil, púes el arte de mandar varia poco.
Espero que les guste.
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