El liderazgo es una cuestión
subjetiva, pues de nada sirve que las cualidades de un Jefe sean excepcionales sino
son percibidas como tales por su personal (los potenciales seguidores).
Durante cuatro años estuve
destinado en una Unidad en la que tuve dos Jefes distintos, ambos tenían la
misma capacidad de trabajo, ejercían el mando con prudencia y equidad, e hicieron un buen papel. Sin embargo,
mientras que el primero tenía seguidores, el segundo carecía de ellos. Vamos a continuación
a relatar los motivos.
Alrededor de un líder deben de
aparecer los primeros seguidores para tejer su liderazgo. Una vez
captados es fundamental que, el Jefe trate a los primeros seguidores como
iguales, pues una vez fanatizados por él, estos van a catalizar su acción de
mando. Los primeros seguidores tienen el rol de alinear a sus subordinados con el propósito
del Líder, y así sucesivamente hasta llegar al último integrante de la Unidad. Además, es esencial que el personal de la Unidad no observe sólo al líder remando, sino a
los colaboradores también.
Una vez que, los primeros
seguidores han conseguido atraer a sus inmediatos subordinados, estamos ante el
punto de inflexión, pues ya son mayoría, y el personal que no esté alineado con
la corriente dominante quedará desplazado.
Los primeros seguidores son una
figura subestimada, mientras que los líderes están sobrevalorados. Es evidente
que, el líder es el modelo a seguir pero son los primeros seguidores los que
hacen posible el liderazgo. Normalmente, el Jefe por las obligaciones diarias
que debe de cumplir y por el dimensionamiento de la Unidad, no puede llegar
hasta el último soldado. Sin embargo, los colaboradores tienen mayor facilidad
para influenciar en el conjunto de la Unidad por varios motivos: por proximidad
y por presunción de más veracidad que el Jefe. Por lo tanto, no hay liderazgo sin los primeros
seguidores.
Volviendo a mi experiencia en la
Unidad en la que tuve dos Jefes seguidos. Mi primer Jefe intento tener influencia
en sus colaboradores cercanos, destacaba por su relaciones interpersonales, habilidades
sociales, espontaneidad, transparencia, previsibilidad y empatía. Además, tenía la virtud de apartar el trabajo a
un lado para tomarse un café con sus potenciales seguidores para conocerles
mejor, de este modo, descifro los anhelos de cada uno para ponerlos a disposición
de su acción de mando.
Sin embargo, mi segundo Jefe, no
fue capaz de coger el hilo a la Unidad, no se adaptó a las vicisitudes de ella, ni tampoco al del personal a sus ordenes, pues desconocía
las motivaciones de cada uno de nosotros y la idiosincrasia de la Unidad. Aparte, su estilo de mando era
inflexible y su modelo de influencia se basaba sólo en el ejemplo, pretendiendo que todo el
personal a sus órdenes se pareciera a él, no teniendo en consideración los aspectos emocionales de sus subordinados.
Por lo tanto, si quieres tener
influencia hasta en el último rincón de tu Unidad.
1. Gánate a los primeros
seguidores.
2. Trátalos como iguales.
3. El tiempo que estés con ellos
no es tiempo perdido, sino que es invertido.
4. Descifra las motivaciones de
tu personal.
5. Piensa como ellos para que actúen
como tú.
6. Una vez captados, motívalos
para que conviertan a sus subordinados en seguidores.
7. El modelo a seguir debe de ser
sencillo y asequible para todos.
8. Fidelízalos, que te vean próximo y pendiente de
ellos (profesional y personalmente).
Magnífica reflexión buenisimo
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