Una vez tuve bajo mis órdenes un subordinado
excepcional, su capacidad de trabajo era inagotable (rayando la adicción) y su
lealtad incuestionable. Sin embargo, el prestigio que tenía entre sus Jefes y
subordinados, desde mi punto de vista, era bajo, no pudiendomelo explicar hasta 6 meses después de trabajar con él.
Lo que le paso a mi compañero, le puede pasar a cualquiera que adolezca de ciertas habilidades emocionales, por lo que toma nota.
Lo que le paso a mi compañero, le puede pasar a cualquiera que adolezca de ciertas habilidades emocionales, por lo que toma nota.
Existen una serie de actitudes
que son altamente demandadas y valoradas por cualquier organización y juegan un papel esencial en la eficiencia de la organización: la
lealtad, la proactividad y la capacidad de asesoramiento.
Todo Jefe alienta y promueve entre
sus subordinados estas actitudes, pues estas van a contribuir al éxito de la
Unidad en general y a las suyas en particular.
Pero cuidado, los Jefes anhelan la estabilidad y a evitar cualquier situación, que afecte
negativamente a la valoración que hacemos sobre su esfera de control por dos motivos.
- En primer lugar, la estabilidad nos proporciona seguridad, y es una de las principales motivaciones del ser humano
- En segundo lugar, la autoestima tiene un papel esencial en la interpretación que hago de la realidad, por lo tanto, todo lo que pudiera dañarla será considerado intrusivo y a evitar.
Sin embargo, como todo en la
vida, existe un punto de ruptura. El Jefe es minado emocionalmente cada vez que
el subordinado le trae un problema, e inconscientemente lo termina asociando al problema, en
otras palabras, él es el problema a ojos
de su Jefe, pues el mando asocia problema-persona.
Seamos sinceros con nosotros
mismos, el Jefe no quiere ni problemas, ni que se los cuenten, lo que anhela es
que todo funcione como un reloj suizo. Y eso fue lo que no valoro, pasándole
factura, pues debe ser frustrante que, a pesar de todo el trabajo que uno hace,
su prestigio, en lugar de subir bajase en picado.
Además, ten en consideración que una persona sobreimplicada en su trabajo, y que considera que el esfuerzo invertido en la Institución es elevado, y la recompensa obtenida baja (en el caso de mi compañero era su reconocimiento social y desarrollo profesional), conlleva un gran sufrimiento emocional, vinculandose al síndrome del burnout.
Además, ten en consideración que una persona sobreimplicada en su trabajo, y que considera que el esfuerzo invertido en la Institución es elevado, y la recompensa obtenida baja (en el caso de mi compañero era su reconocimiento social y desarrollo profesional), conlleva un gran sufrimiento emocional, vinculandose al síndrome del burnout.
Por lo tanto, utiliza la
inteligencia emocional para buscar el punto de ruptura, y recuerda lo que
acabas de leer antes de exponer un problema a tu Jefe.
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