FAVORECER LA INICIATIVA ENTRE
NUESTROS SUBORDINADOS.
Una de nuestras máximas
preocupaciones como Jefes es favorecer la iniciativa entre nuestros
subordinados, de lo contrario el desempeño profesional de estos estará
diezmado.
En la actualidad la iniciativa se
hace esencial, púes la complejidad de la misiones llevadas a cabo por las
Fuerzas Armadas hace poco viable la constante supervisión, además de afectar a
otras variables como la motivación, autoeficacia y la actitud ante el servicio.
A continuación, voy a exponer
unas recomendaciones pero buscando como siempre un sentido psicológico, que nos
sirva de palanca para el cambio de actitudes de nuestro personal.
Ø El
primer punto a tener en consideración es como las condiciones ambientales van a propiciar que aparezcan conductas de iniciativa. De
este modo, si un determinado puesto permite al individuo (dentro de unos
límites), elegir que tareas realizar a diario (CONTROL),
y además, el poder hacer frente a un
escenario de imprevistos (COMPLEJIDAD), y sin una solución marcada en un
protocolo, esto redundará en la capacidad
de control, que la podemos medir mediante:
·
La posibilidad de recursos que manejamos.
·
La Libertad de acción para organizar mis
cometidos.
·
La planificación del calendario para alcanzar los
objetivos.
·
Capacidad de elección de procedimientos.
·
Autonomía para la composición de equipos de
trabajo.
Es evidente
que, determinados trabajos están más abonados que otros para favorecer la
iniciativa, pero con un poco de imaginación y experiencia tenemos que favorecer
la iniciativa en todos los empleos de la Unidad que lideramos.
Un grado de
control bajo tiene la consecuencia del desamparo aprendido para nuestro
subordinado. Sin embargo, un grado de control bajo al principio ocasionará en
nuestro personal un aumento de la motivación interna mediante las aspiraciones
de control que todos anhelamos tener.
La complejidad
de la tarea es otro aspecto ambiental a considerar, es evidente que, la
aparición de experiencias retadoras y positivas, con distintas soluciones y
distinto grado de acierto, deriva en una mayor sensación de autoeficacia.
Los estresores
con dignos de mención también, púes afectan a la iniciativa a través de las
aspiraciones de control y la orientación al cambio, por consiguiente los estresores
que percibamos como controlables nos activaran aumentando nuestras aspiraciones
de control y modificación de la condiciones para reducir/eliminar el estresor.
Todo lo
anterior viene condicionado con que exista un apoyo a la iniciativa por parte
de la Institución.
Ø El
segundo punto a tener en cuenta es los
conocimientos, destrezas y habilidades con los que se cuentan para desarrollar bien su trabajo
nuestros subordinados. El disponer de una adecuada
habilidad cognitiva y cualificación para el puesto inmuniza contra el
estrés y aumenta la percepción de la capacidad para mantenerse, mejorarse e
incluso superarse ante situaciones adversas.
Ø Por
último, los factores de personalidad
tienen su importancia también para tener esa iniciativa deseada. La motivación al logro incitara a la
persona a terminar lo empezado sin abandonar al mínimo desaliento. La orientación a la acción hará que la
persona actué con celeridad ante un problema. Además, las personas que
disfrutan pensando y analizando nuevos escenarios (necesidad de cognición), por lo tanto, en situaciones no
rutinarias, con dificultades y errores, las personas con estas características,
es más probable que se desenvuelvan
mejor. Para acabar, el inmovilismo psicológico tiende a
preferir ambientes predecibles y no tolera la iniciativa, y lo que es peor,
tampoco las del resto del personal.
Una vez visto la iniciativa desde
un punto de vista teórico vamos a meternos en como favorecer esta iniciativa
desde visión práctica, para lo cual vamos a introducir el término “enriquecimiento del trabajo”.
Enriquecer el trabajo para
favorecer la iniciativa consiste en: sustituir tareas rutinarias, simples y
elementales en tareas más complejas, siendo estas tareas desafiantes y con
solución variable. Para ello debo tener en cuenta la habilidades personales de
nuestros subordinados por lo que la capacidad de análisis de los Jefes cobran
especial protagonismo en este proceso.
Pero como toda medida, el
enriquecimiento del trabajo tiene sus consecuencias positivas y negativas, las
cuales hay que tenerlas siempre presente, púes se producirá una sensación de
conflicto, ansiedad, sentimientos de explotación y de conflicto con los
compañeros.
Existen dos procedimientos llevar
a cabo el enriquecimiento del trabajo:
Ampliación horizontal.
ü Modificar
las tareas y perspectivas, creando módulos más amplios de trabajo.
ü Participar
en un mayor número de áreas de la misma labor.
De esta manera conseguiremos que
nuestro personal tenga una visión más amplia del trabajo, y por ende, una más
estrecha vinculación a su misión, favoreciendo su sentido de pertenencia al
equipo.
Ampliación vertical.
ü Aumentar
las responsabilidades asumidas.
ü Aumento
de autonomía.
Para esto, es imprescindible que
las iniciativas sean pro-organización, de lo contrario serán conductas
contraproducentes. No hay que olvidar que siempre debe existir un mecanismo de
control por parte del Jefe, aunque este sea subliminal.
A continuación, vamos a ver los
estilos de actuar y pensar para favorecer la iniciativa:
Y por último, los modos de mandar que lastran la iniciativa:
Y por último, los modos de mandar que lastran la iniciativa:
Es
evidente que sería inviable el repetir los procesos de selección del personal,
descartando a los individuos que no cumplieran los requisitos idóneos de
personalidad. Sin embargo, la institución está repleta de destinos, en muchos
de los cuales, la iniciativa no es clave para garantizar la eficiencia de la
Unidad. Por lo tanto, y si consideramos que, los puesto están ocupados por
personal con unos requerimientos de personalidad mínimos, vamos a plantear unas
estrategias básicas para mejorar la iniciativa de nuestro personal, de lo
contrario nunca daremos un salto de calidad en nuestro estilo de liderazgo.
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