No creo que exista el estilo de
liderazgo ideal, pues éste dependerá del contexto y de las características de
los subordinados. El estilo que funciona bien en un tipo de Unidad, no tiene por
qué ser así en otra con características distintas.
Lo que si tengo claro es que,
existe un estilo de liderazgo perjudicial para todas las organizaciones. El liderazgo
controlador es un lastre para la Institución en general.
El trabajo del día a día en cualquier
Unidad de la Fuerza, de Apoyo a la Fuerza o Cuartel General está regulado y estandarizado por un sinfín de
normativas, que el Jefe y su staff deben de conocer perfectamente.
De este modo, la Unidad en el
momento que empieza a funcionar es como la rueda de una bicicleta que impulsamos
con la mano, esta coge gran velocidad y no para de girar. Sin embargo, si constantemente se va comprobando que los
radios estén tensos, la presión de las ruedas sea la correcta y se toca de vez
en cuando el freno para ver si funciona todo correctamente, lo único que
se consigue, además de comprobar el mecanismo combinado de la rueda, es romper
esa inercia que llevaba y que pierda velocidad.
Un Líder debe de coordinar,
dirigir y tomar decisiones, que se salgan de las competencias que tiene su
staff, es decir, que se salgan de la rutina y sean decisiones del mando. Aparte
de esto, debe ser informado de cualquier aspecto relevante de su Unidad, o que
le pudiera afectar.
El personal de cualquier organización
tiene asignado un estatus y como consecuencia un rol (job desription). Sin embargo,
los Jefes controladores no lo respetan, mimetizándose con todos o la mayoría de
los roles que componen su organización. Todos hemos escuchado y criticado lo siguiente:
…es que el Jefe es un Cabo Cuartel. Sin embargo el problema es cuando el Jefe,
además, pretende que hagan de cuarteleros lo demás.
A continuación vamos a analizar
los motivos que precipitan este estilo de liderazgo, más común de lo que
parece, y las posibles consecuencias
negativas para la Institución.
Las posibles características
personales de un líder controlador son las siguientes:
·
Dominante.
·
Exigente.
·
Inseguro.
·
Desconfiado.
·
Firme en su carácter.
·
Adicto al trabajo.
Si un Jefe no confía en su equipo,
lo vigila y lo somete a su aprobación continuamente, dejando apenas iniciativas
que tomar a su personal, los subordinados se acostumbran a eso, viendo como su
capacidad de control sobre su trabajo es casi nula, lo que hace disminuir su
iniciativa y desempeño profesional.
Esto origina que cuando el Jefe
no esté presente en la Unidad, el personal se relaje de esa tensión diaria a la
que son sometidos, disminuyendo la eficiencia del equipo. Y eso, al tiempo, es
lo que refuerza al líder controlador para hacerse más imprescindible. Pues se
refuerza en la idea de que: “sin él presente esto es un desastre y nada funciona
sin él”. Pero lo que no entiende ese Jefe controlador es que, la Unidad estaba
antes de llegar él y va a continuar estando y sacando el trabajo adelante
cuando se despida de la Unidad.
Por lo tanto si quieres crecer
como líder deberás de:
· No pensar que eres imprescindible.
· Analizar tus fortalezas, áreas de mejora, valores
y motivaciones, así como los aspectos contradictorios y mecanismo de defensa.
· Ser humilde.
· Confiar en tu equipo.
· Fomentar la iniciativa.
· Supervisar de una manera subliminal.
· No gestionar micro milicia.
Los líderes no controladores
tienen un autoconcepto positivo de sí mismo, de manera que cuando se autovaloran,
tienen más posibilidades de aceptar y comprender las consecuencias tanto
positivas como negativas de sus acciones, pues su autoestima se verá menos
dañada, que la de los controladores.
Lo lideres controladores buscan
información confirmatoria de sus propias capacidades, nunca desafiante para que
su autoestima se vea comprometida.
Por último, el líder controlador
nunca va a reforzar ni animar a los miembros de su staff a, criticar y sugerir
formas para mejorar aspectos del trabajo, pues su divinidad podría venirse abajo.
Y siempre ten en cuenta que, lo
que hace más eficiente a un equipo es la complementariedad de sus integrantes y
no la brillantez de su Jefe. Además, es mejor un equipo comprometido que
sometido.