En numerosas ocasiones he tenido
que corregir conductas a mis subordinados, y en lugar de mejorar, lo único que
he conseguido es crear resentimiento. Evidentemente, por el puesto que ocupamos
en la Institución militar, una de nuestras mayores responsabilidades es
corregir, pero alguna vez, hemos reflexionado si lo que corregimos tiene
permanencia en el tiempo y de los daños colaterales que conllevan.
Para ser un buen líder es fundamental el saber el cuando, el como, el porque y si ha resultado eficaz la corrección. A continuación, te voy a dar unas
orientaciones para corregir conductas sin ofender, ni crear resentimientos en
los demás y que tengan un impacto real en la actitud de tu subordinado.
Lo primero que tienes que
considerar es si merece la pena la corrección, o por el contrario, si el llamar
la atención va a repercutir negativamente en el conjunto.
Una vez que hayas decidido
llevar a cabo la corrección, no te dejes llevar por las emociones, y planifícala adecuadamente:
- Analiza la trayectoria de la persona a corregir y su estatus.
- Averigua las posibles causas de su comportamiento.
- Valora la reincidencia de su conducta.
- Intenta acumular datos objetivos sobre su actitud (número de veces, lugar, testigos…), y de cómo afecta al conjunto.
- Elige un lugar apropiado para hacerlo y el personal que sería conveniente que asistiera (cuanto más privacidad y menos testigos mejor).
Después de planificarla, viene la
parte más delicada, el cara a cara, para lo cual debes de tener presente que:
- Siempre es más fácil escuchar cosas desagradables después de haber oído algún elogio o aprecio sincero.
- Es más eficaz para corregir, el llamar la atención sobre los errores de los demás indirectamente, de modo que, no detecte el elogio inicial como una manipulación. Por ejemplo, no es lo mismo decir:
Vas bien uniformado pero las botas están sucias; que la frase, vas bien uniformado y si las botas las llevases relucientes estarías perfecto - Produce menos dolor escuchar los defectos propios si admites que, estas lejos de la perfección tu también.
- Es muy efectivo el hacer que partícipe la otra persona en su corrección, al objeto de buscar su compromiso.
- Dar al subordinado una buena reputación y prestigio de su pasado a la que hacer honor, va a facilitar que tenga una clara referencia del camino a seguir.
- Es importante que la persona salve su prestigio, justificando su error, por ejemplo, a la falta de experiencia, al estar pasando una mala racha. De lo contrario, será un caso perdido para la causa.
Acabamos de relatar una manera
convencional de corregir un comportamiento u hecho. Sin embargo, si queremos
ser eficaces y que la actitud corregida se extinga, debemos seguir avanzando,
pues la modificación de una conducta no es tan sencilla para que con una breve
conversación se modifique.
Por consiguiente, después de
corregir la conducta de un subordinado, no te olvides de él, hazle un
seguimiento de modo que estimules sus nuevas actitudes, y ten presente que:
El refuerzo positivo, por medio del elogio, va a
facilitar la conducta correcta, siendo la incorrecta extinguida por falta de
atención. Por lo que no dudes, en cuando percibas la más mínima mejora, el
elogiarle.
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